El apego es el vínculo afectivo que se establece entre el cuidador principal, en la mayoría de los casos el padre y la madre, y el niño. Es uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de cualquier niño, ya que en función del tipo de vínculo que establezca con sus cuidadores principales, puede llegar a influir en cómo el niño se relacione con el resto de su entorno el día de mañana. Además, el niño podrá hacerse una idea de sí mismo en función del tipo de apego que construya.
La principal función del apego en los niños es sentirse protegidos y seguros por unas figuras de referencia ya que éstos necesitan cubrir sus necesidades básicas.
John Bowlby, psicoanalista inglés, se interesó por el estudio del apego y desarrolló una teoría que a día de hoy sigue vigente. Más tarde, la psicóloga estadounidense Mary Ainsworth marcó la segunda fase en el desarrollo de la Teoría del Apego, desarrollada por John Bowlby, y estableció los cuatro tipos de apego que se pueden desarrollar en los niños:
- Apego Seguro: es el tipo de vínculo en el que los cuidadores principales responden a las necesidades de su hijo y éste se siente seguro por recibir la demanda que necesita. Este tipo de apego fomentará la autonomía del niño en el futuro, ayudándole a adquirir la confianza suficiente y se vincule con su entorno con el mismo tipo de apego que adquirió de sus padres.
Si establece este vínculo, como adulto desarrollará una personalidad segura en la que a la hora de interaccionar tendrá relaciones estables y satisfactorias.
- Apego Inseguro/Desorganizado: es el tipo de vínculo en el que uno o los dos cuidadores principales (madre y/o padre) tienen una serie de carencias afectivas o de cuidados que dificultan que el hijo desarrolle la confianza que necesita para ser autosuficiente.
Si establece este vínculo, como adulto tenderá a una personalidad temerosa, violenta o evitativa, ya que en la infancia los padres por dichas carencias pueden reprimir sus sentimientos. Por lo que, en algunos casos, reaccionan de forma impulsiva e interpretan el entorno como peligroso.
- Apego Ambivalente/Ansioso: es el tipo de vínculo en el que el hijo muestra conductas de contacto con sus cuidadores, pero en otros momentos no quiere interaccionar con ellos.
Si establece este vínculo, como adulto puede tender a una personalidad preocupada, siendo inseguro, autocrítico, dependiente y desconfiado a la hora de relacionarse, ya que se pueden sentirse rechazados.
- Apego Evitativo: es el tipo de vínculo en el que el hijo evita cualquier tipo de contacto con sus cuidadores principales. Sería un niño que no busca a su madre para cubrir ninguna necesidad. Uno de los principales problemas de desarrollar este tipo de apego es que el niño puede relacionarse con personas desconocidas. Además, el cuidador principal (madre y/o padre) puede responder tarde y de manera fría a las demandas del niño.
Si establece este tipo de vínculo, como adulto desarrollará una personalidad en la que rechace cualquier tipo de relación con las personas. Por lo que tenderán a considerar las relaciones o las emociones como insignificantes y podrán actuar de forma racional para evitar cualquier tipo de situación que les produzca ansiedad.
La construcción del apego es un periodo sensible que se desarrolla durante los primeros años. El apego es importante en el crecimiento de cualquier niño, pero en un niño adoptado puede haber diferencias. Con este artículo se pretende arrojar luz ante ciertas cuestiones acerca de si existe alguna diferencia o no entre un niño adoptado y un niño biológico en la construcción del apego.
Las investigaciones sobre el apego en niños adoptados arrojan resultados interesantes. En primer lugar, que la calidad del apego es igual en padres biológicos y adoptivos. Por otro lado, conocer tarde a los padres adoptivos no va a determinar que el niño construya un tipo de apego ansioso o inseguro, y, en tercer lugar, el embarazo no determina el desarrollo de un vínculo seguro con los padres biológicos. Por tanto, no existe ninguna diferencia entre el apego de un niño biológico o adoptivo y sus padres. A pesar de ello, no se debe olvidar que determinados factores pueden llegar a influir en la construcción del vínculo (e.g., la personalidad de los padres, el tipo de apego, el temperamento…)
La institucionalización en los niños adoptados es un factor que influye en la formación del apego. Los niños que van a ser dados en adopción pueden ingresar a estas instituciones con cualquier edad. La edad de ingreso puede ser una variable importante para entender si han desarrollado un tipo de apego o no. Los motivos de los padres biológicos para dar a su hijo en adopción, las necesidades que éstos cubrieron antes de darlos en adopción y el periodo de institucionalización antes de encontrar una familia adoptiva. La edad en la que ingresan al centro y el número de cuidadores que pueden atenderles son otros de los factores que influyen durante este periodo. Los cuidadores de las instituciones juegan un importante papel, ya que éstas son las únicas figuras de referencia para los niños y, el poco tiempo que dan a éstos para poder relacionarse entre ellos. Todo ello tiene como consecuencia la construcción de un tipo de apego inseguro previo a la adopción.
A pesar de todo, el apego desarrollado en los primeros años puede modificarse. No es determinante. En general, los niños adoptados se adaptan y relacionan de forma satisfactoria con sus padres adoptivos. Aunque algunos niños pueden necesitar la ayuda de un terapeuta especializado en psicología infantil y/o familiar para construir un nuevo vínculo más sano y, sobre todo, para recuperar la seguridad que han perdido, en muchos casos, los niños. En estos casos, la intervención debe de estar orientada tanto para los menores como para las familias adoptantes.