Mi hijo tiene un amigo imaginario. ¿Debo preocuparme?


¿Debo preocuparme? ¿Qué le pasa a mi hijo? ¿Tiene algún problema? ¿Es normal que hable con los peluches o seres invisibles? Estas son muchas de las preocupaciones que presentan los padres al observar que su hijo habla y juega solo. Los amigos imaginarios son una parte esencial en la infancia. Es una parte de ese mundo fantástico y creativo que los niños mezclan con el mundo real, a diferencia de la idea de monstruos debajo de la cama que suelen provocar ansiedad y terror.

El fenómeno del amigo imaginario suele presentarse a cualquier edad. Sin embargo, es más habitual en las edades comprendidas de los dos, tres años y aproximadamente se prolonga hasta los siete años. Los niños son conscientes de que su amigo no es real, a pesar de las vivencias y actividades que comparten. Particularmente, tienen la capacidad de separar la vida real de la fantasía. Por ello, suelen crear un mundo mágico donde todo es posible. Ésta es la etapa del pensamiento mágico del infante.

Tener un amigo imaginario no es evidencia de presentar algún tipo de problema o desajuste en la edad madurativa. Éstos pueden traer efectos beneficiosos al niño y suelen ser una fuente de protección, refugio, control y/o consuelo.

La función de consuelo es de vital importancia para el niño cuando pasa por acontecimientos difíciles. Les ayudan a lidiar con miedos y temores, se sienten acompañados y en muchos casos les dan una fuerza grandiosa para superar sucesos traumáticos.

 

Diferentes tipos de amigos imaginarios

No todos los amigos invisibles presentan la misma figura, género o edad. En ocasiones el niño otorga vida a peluches o muñecos de su cuarto, superhéroes y/o personajes inanimados o simplemente crea una persona o animal de su imaginación. El niño habla y juega con el ser imaginario como si de algo real se tratase.

 

Los beneficios del mundo mágico

Como se ha mencionado, el imaginar un amigo es una parte fundamental en el crecimiento y evolución de los niños. Les ayuda a enfrentarse y gestionar las diferentes situaciones cotidianas que experimentan. Presentan diversas funciones positivas para el infante. Por ejemplo:

  • Favorecen la autonomía del niño. Se siente más valiente para enfrentarse a ciertas situaciones que le ocasionan pánico.
  • Entreno del auto-apoyo. Ayuda a que los niños liberen sus sentimientos y proyecten sus miedos.
  • Desarrollo de habilidades sociales. Mediante el juego y la interacción ayudarán al niño en un futuro próximo a poner en práctica estas herramientas en contextos reales.
  • Fomenta el entender el concepto de la empatía, aprender a posicionarse en el lugar del otro.
  • Enriquece las habilidades lingüísticas.
  • Buena herramienta para el desarrollo de la creatividad.
  • El juego simbólico se basan en sustituir la función de un objeto por otro imaginario, por ello estos juegos suelen ir acompañado por amigos invisibles, siendo este esencial para comprender y asimilar el mundo que les rodea.

¿Cuándo puede ser un problema?

Los amigos imaginarios no son ninguna enfermedad o trastorno como hemos descrito anteriormente, pero si hay que saber distinguir si el amigo invisible está provocando en el niño algún peligro. Lo adecuado es que el niño utilice a su amigo imaginario solo como un elemento del juego y que a su vez siga relacionándose con otros niños. Es importante observar y analizar las interacciones que tiene el niño para detectar ciertos aspectos:

  • Ver si los juegos o conversaciones le generan algún estrés al niño , esto puede ser un reflejo de algún otro problema a indagar
  • El imitar a su amigo imaginario pone en riesgo la vida del pequeño.
  • Observar si interactúa con otros niños o se encierra en su mundo inventado.

Sin embargo hay que ser consciente que los amigos imaginarios se marchan con la misma facilidad con la que aparecen.

 

¿Cuándo desaparecen los amigos invisibles?

Normalmente los amigos imaginarios suelen desaparecer cuando los niños comienzan a ir a la escuela, debido que los amigos simulados no suelen ser aceptados socialmente y al participar en actividades sociales con niños reales, las visitas del amigo imaginario se vuelven cada vez más distantes hasta ser totalmente olvidado.

Hay que ser consciente que estos amigos se marchan con la misma facilidad con la que aparecen.

No hay que preocuparse si su hijo comienza a hablar solo, el tener un amigo inventado ayuda al niño a crecer y desarrollar su creatividad, expresar sus  miedos, inquietudes y alegrías. Como diría David Hume “Nada es más libre que la imaginación humana”.

Raquel Castellano Gil
Psicóloga en formación en AFIP-Instituto Centta