Hablamos de un colectivo de personas que en su mayoría se sienten incomprendidos como consecuencia de la desinformación imperante y la extendida falta de concienciación social.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un problema real que afecta y dificulta el desarrollo de las personas. Se considera un trastorno del neurodesarrollo que aparece en la infancia y se caracteriza por:
- Falta de atención. Para las personas con TDAH es difícil prestar atención a los detalles, mantener la atención durante mucho tiempo de forma continuada, planificarse y organizarse. Por ejemplo, es muy complicado para ellos organizarse para un examen o planificarse para una entrega la semana que viene en el trabajo.
- Impulsividad. Es difícil estar sentados o quietos, reina la intranquilidad y es complicado respetar los turnos. Por ejemplo, en el colegio en vez de levantar la mano para hablar, impulsivamente se contesta a la pregunta sin tener en cuenta el orden de habla.
Su repercusión es diferente durante la infancia y en la adultez, pudiendo diferenciar las siguientes características:
Infancia:
- Incapacidad para estar quieto durante un largo período de tiempo.
- Respetar los turnos de preguntas o ajustarse a un tiempo limitado.
- Dificultad en la gestión emocional imperando la impulsividad, lo que conlleva, a su vez, mala adaptación presencia de conflictos con los compañeros.
- Bajo rendimiento escolar y frustración en las relaciones interpersonales, alimentando la baja autoestima.
Adultez:
- La capacidad para estar quieto se va desarrollando y entrenando. Sin embargo, continúa surgiendo ese sentimiento de inquietud interna.
- Al igual que en la infancia, trabajar con otros sigue siendo difícil, por eso prefieren trabajar individualmente.
- La dificultad en la gestión emocional, puede deteriorar las relaciones entre iguales e inclusive de pareja.
- La dificultad para responder a estos desafíos puede generar problemas emocionales, baja autoestima, ansiedad y depresión.
Uno de los elementos más importantes para prevenir la desadaptación y los problemas psicoemocionales es que cuenten con ayuda del entorno. Esto requiere de una implicación global por parte de los padres, profesores, terapeuta, amigos, etc. Esta ayuda puede ser muy útil si va dirigida a:
- Compartir gustos (teatro, lectura, deporte, entre otros), pues la atención o el interés en estos puede fomentar una mayor participación por parte de las personas con TDAH.
- Dar responsabilidad en casa. Tareas como tirar la basura, sacar al perro o ayudar a recoger puede favorecer a una mayor autonomía o implicación familiar.
- Buscar alternativas de comunicación que faciliten el entendimiento.
- Ayudarles a elaborar un calendario donde apuntar las clases, las citas médicas, las reuniones, etc.
- Fomentar la motivación para establecer metas alcanzables, de esta manera combatir pensamientos como “no valgo para esto” o “dejo de internarlo porque no merece la pena”.
- Validar, escuchar y respetar sus emociones y pensamientos, aconsejarles acerca de las relaciones con los demás, cómo gestionarlo, etc., sin llegar a invadir o tomar decisiones por la persona.
Desde el Instituto Centta animamos a los familiares y personas con TDAH a apoyarse en la asistencia psicológica para trabajar la gestión emocional, relaciones interpersonales, autonomía, estrategias, etc. Por último, adjuntamos un vídeo muy interesante de un famoso cantante con TDAH que expresa de primera mano lo que no se ve desde fuera.
Adrián Garrido Zurita, Psicólogo en formación en AFIP-Instituto Centta y tengo TDAH.