Hasta hace escasas décadas la inteligencia era considerada como una capacidad unitaria. Esta creencia no cambió hasta el surgimiento de la teoría de ‘Las inteligencias múltiples’ de Howard Gardner. Dicha teoría afirma que el constructo de la inteligencia está conformado por ocho inteligencias, las cuales son necesarias para desarrollar nuestra vida de una forma funcional.
Pero entonces, ¿qué es una inteligencia? Según el propio Gardner “una inteligencia implica la habilidad necesaria para resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia en una comunidad determinada”.
Cada una de estas ocho inteligencias que describe Gardner tienen una función en nuestra vida diaria y nos permiten desarrollar actividades de distintos ámbitos de forma satisfactoria.
La Inteligencia corporal o cinestésica está formada por las habilidades motrices que permiten manejar herramientas y expresar emociones mediante el cuerpo. Los actores y bailarines tienen esta inteligencia muy desarrollada. Un claro ejemplo son los mimos, quienes son capaces de emocionar al público con lo que trasmiten a través de su cuerpo.
La inteligencia lingüística posibilita la comunicación verbal y escrita de forma correcta y eficaz. Es gracias a una desarrollada posesión de esta inteligencia por la que han existido grandes escritores a lo largo de la historia. Otra profesión en la que es importante la inteligencia lingüística es en la política y en el periodismo, ya que necesitan de unas adecuadas habilidades del lenguaje para transmitir la información relevante de forma clara.
También encontramos la inteligencia lógico-matemática, la que hasta la llegada de la teoría de ‘Las inteligencias múltiples’ era sinónimo del concepto de inteligencia, entendido de manera unidimensional. En cambio, desde el punto de vista de la teoría de Gardner, es un tipo más de inteligencia, dentro de los ocho que poseemos. Ésta se la podría definir como la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos. El físico Albert Einstein poseía una gran inteligencia de este tipo, al igual que Isaac Newton o el recientemente fallecido Stephen Hawking.
Otra inteligencia de las ocho que poseemos es la inteligencia espacial, que consiste en la habilidad de observar los objetos desde diferentes perspectivas o ángulos. Esta habilidad es útil en actividades de orientación, de dibujo o arte, de construcción de maquetas, etc. Los arquitectos y los escultores son ejemplos de personas con capacidades elevadas en este ámbito.
¿Y qué hay de músicos como Beethoven o Mozart? Sabemos que son grandes artistas capaces de hacer sentir con sus composiciones pero, ¿diríamos que son inteligentes? No se conocen sus capacidades en otras áreas, pero en la musical demuestran una gran inteligencia. Gardner asegura que todas las personas poseemos una inteligencia musical latente, la cual podemos entrenar y potenciar.
La inteligencia intrapersonal facilita conocer, conectar y comprender nuestro ámbito interno, es decir, nos permite indagar en nuestras emociones y sensaciones, además de poder reflexionar sobre ellas. Una persona que tiene facilidad para la introspección demuestra tener una elevada inteligencia intrapersonal.
Por otro lado, se encuentra la inteligencia interpersonal, relacionada con el nivel de extroversión de la persona. Esta inteligencia permite captar e interpretar información que no se encuentra expresada de forma explícita en el contenido informativo que nos están proporcionando las personas de alrededor. Se trata de interpretar los gestos y la finalidad del discurso, por lo que está estrechamente relacionada con la empatía. Se podría decir que los psicólogos son los grandes especialistas de este ámbito.
Por último, se encuentra la inteligencia naturalista. Esta habilidad permite conocer, diferenciar y categorizar los aspectos que forman el entorno, además de comprender cómo se relacionan entre ellos. Esta información permite interactuar con el medio y asegurar la supervivencia. Un claro ejemplo de personas que poseen una elevada inteligencia de este tipo son los biólogos, los meteorólogos, los ecologistas o los veterinarios.
Es importante destacar que cualquiera de estas ocho inteligencias se puede potenciar y reforzar con actividades específicas, con la finalidad de aumentar las habilidades en los diversos ámbitos. Este hecho se puede desarrollar a cualquier edad, pero es más sencillo y eficaz durante la infancia y adolescencia, debido a que la plasticidad del cerebro es mayor. Es por esta razón por la que resulta prometedor aplicar y extender un sistema educativo basado en la teoría de ‘Las inteligencias múltiples’.
‘Las inteligencias múltiples’ en el sistema educativo
La teoría de Gardner ha inspirado nuevas formas de enseñanza que provocan que el alumno sea más activo y autónomo. Además, éstas permiten potenciar las habilidades que poseen los educandos y reforzar las aptitudes que tienen menos desarrolladas. Estas nuevas técnicas de enseñanza no solo tienen este objetivo, sino que también potencian el andamiaje y la interiorización de los contenidos teóricos.
Un ejemplo para entender cómo se aplican estas técnicas en la educación sería el siguiente: pensemos en un alumno que posee baja inteligencia lingüística, pero elevada inteligencia musical. En esta caso al alumno le costaría un gran esfuerzo estudiar el tema teórico mediante el libro o los apuntes únicamente, por esta razón se le podría pedir que realizara la letra de una canción que contuviera los datos teóricos del tema a estudiar como método de apoyo a su estudio. De esta forma, potenciando y aprovechando su habilidad, interiorizaría de una forma más eficaz y amena los contenidos.
Otro ejemplo para conocer cómo funcionan las nuevas formas de enseñanza que integran las inteligencias múltiples sería la realización de una actividad que consistiera en la representación en clase de un fragmento de una obra literaria en forma de teatro. De esta forma, para los alumnos con una elevada inteligencia corporal sería más fácil conocer e integrar la información sobre la obra literaria, por el contrario, para los alumnos con una menor inteligencia en este campo sería útil la actividad para potenciarla.
Como dato destacable y que demuestra la eficacia de este tipo de métodos, cabe señalar que tras más de diez años de la puesta en práctica de este tipo de técnicas educativas en algunos países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Israel, etc. se ha observado una reducción de los problemas de conducta en los alumnos, aumento de la autoestima, desarrollo de la cooperación, crecimiento del interés en el estudio y mayor constancia en el humor.
Por último, hay que tener en cuenta que debido a la forma y características que presentan estas técnicas educativas, los profesores deben desarrollar la clase de una forma más individualizada, considerando las fortalezas y debilidades de sus alumnos para desarrollar las ocho inteligencias, algo que a priori les conllevará un mayor esfuerzo dado que han de estar más pendientes de estos y sus necesidades.
Otro factor importante a tener en cuenta en este tipo de educación sería el número de alumnos por clase, ya que el gran nivel de atención requerido sobre cada uno de ellos conlleva que la reducción de estos por aula sea necesaria para que el profesor posea un mayor control sobre los mismos y pueda prestar mayor atención a las necesidades de todos y cada uno de ellos, obteniendo de este modo mejores resultados en el aprendizaje.
En definitiva, esta nueva forma de enseñanza supone un mayor trabajo y coste económico en comparación a la educación tradicional de explicaciones teóricas y poco participativas, pero incita a conseguir mejores resultados en la preparación de los alumnos.