Como el clima se encarga de recordarnos cada año, llega la Navidad. Para muchos hogares la Navidad es una época llena de momentos para compartir en familia. Es también un espacio de reencuentro con personas queridas. En ocasiones, es incluso el único periodo del año en el que se reúnen.
Es una oportunidad para celebrar, generalmente alrededor de una mesa, en la que multitud de platos con comida, a veces excesiva, acumulan alimentos para mucha gente considerados prohibidos. Nos enfrentamos también a cambios de organización de la rutina, donde se abandonan algunos hábitos.
Por eso, no todos viven estas fechas de la misma manera y mientras muchos las disfrutan puede llegar a ser una situación crítica para otros.
Algunas personas viven la Navidad con multitud de emociones placenteras: alegría, momentos de ilusión y deseos de compartir. Sin embargo, para otros individuos aparece la nostalgia, la tristeza por los seres fallecidos o los conflictos entre los miembros de las familias por discrepancias familiares. A estos últimos se les hacen muy difícil estos días y los viven como un sacrificio.
Son días de sufrimiento, ya que están en continua exposición hacia aquellas cosas que tratan de evitar durante el resto del año: la comida, las relaciones familiares,… Aparecen en estas circunstancias sentimientos tales como: angustia, impotencia y frustración, ya que no se encuentran bajo su propio control. No disfrutan del momento y, en ocasiones, dificultan de manera involuntaria que el resto de su familia pueda hacerlo, dado que se crean conflictos por no llegar a acuerdos entre los distintos miembros.
¿Cómo detectar problemas de alimentación?
Estas fiestas pueden ser claves para detectar ciertas dificultades a la hora de comer en algunas personas, ya que empiezan a realizar conductas extrañas en las comidas. Durante el resto del año, puede que haya cosas que pasen desapercibidas. Vamos corriendo a todas partes, hacemos las cosas de la manera más rápida posible, sin fijarnos quizás en los detalles más pequeños que nos rodean en nuestro día a día. Puede que, a lo largo del año, hayamos compartido muy pocos instantes en familia durante las horas de la comida. Es en Navidad cuando nos exponemos a los ojos de los demás.
Estas personas tratan de compensar y controlar de algún modo la cantidad de alimentos que ingieren. Algunas de las conductas que realizan son ayunos previos a las fechas marcadas, beber grandes cantidades de agua previamente a las comidas, tratar de evitar alguna comida familiar o realizar ejercicio físico durante su tiempo libre, entre otras cosas.
Otro factor influyente durante estas fechas son los medios de comunicación, los cuales están recordando continuamente la importancia de comer sano, de mantener un peso adecuado, de controlar ciertas comidas, lo cual incrementa el grado de tensión que puede provocar la propia Navidad. Además, en la televisión aparecen modelos muy atractivas en los anuncios de perfumes con vestidos elegantes, aparecen las ofertas de gimnasios,… incitando todo ello a un control excesivo sobre el peso.
¿Qué podemos hacer cuando hay un miembro de la familia que está en esta situación para evitar conflictos?
Puede decirse que son unos días de sentimientos encontrados. Para las familias que tienen un miembro con Trastorno de la Conducta Alimenticia (TCA) pueden surgir ciertas dudas y mezcla de emociones: alegría por estar juntos, miedo por la relación que tendrán con la comida, preguntas sobre qué hacer con aquellas personas que no sean conocedores del tratamiento y de cómo será el proceso en los meses próximos.
Algunas recomendaciones durante estas fechas son: animar a la persona a enfrentarse a esta situación que le genera tensión, el resto de los miembros de la familia debería dar ejemplo con la organización de las comidas, sin saltarse aquellas que no son en días festivos. Es importante también escucharles y ser comprensivos con la dificultad que les supone la Navidad. Apoyar en todo momento, proponer actividades placenteras en familia, además de las comidas. La planificación de las comidas debería seguir el orden habitual de una comida: primero, segundo y postre. Se recomienda guardar alimentos como los polvorones, turrón, etc, en vez de dejarlos en la mesa durante días, para evitar tentaciones.
Otros conflictos de las relaciones familiares en Navidad
Además de los aspectos relacionados con la alimentación, al ser un periodo de vacaciones se pasa más tiempo con los miembros de la familia. Por tal motivo pueden confluir la alegría de estar juntos con algunas tensiones originadas por el exceso de tiempo compartido en familia. En muchas familias son las vacaciones más conflictivas del año.
Para evitar los posibles efectos del estrés familiar, algunos expertos recomiendan, durante esta época, no hablar de temas que afecten directamente a una persona, de este modo se pueden eludir conversaciones que terminen en discusión.
Más allá de los riesgos inherentes a la Navidad, esta puede convertirse también en una oportunidad para todos, dado que suele ser un momento en el que muchos empezamos a planificar los propósitos del próximo año.
En definitiva, tanto la comida como las relaciones familiares son temas importantes en cualquier cultura occidental. Por ello, es importante prestar especial atención a estas áreas durante las fechas navideñas para poder disfrutar de buenos momentos.
Si fuera necesario sin presión ni juicios se debe hablar con la persona indicada tras estas fechas sobre la posibilidad de acudir a un centro especializado en el que pueda recibir ayuda tanto él o ella como la familia, parte fundamental en el tratamiento de estas conductas.